Xema al teclado

 

Como un cantar de gesta, la música dance tiene que hablar de ciertos tópicos entrañables, naïf, tiernos, centrados, inevitablemente, en el amor y la épica de las relaciones de pareja, muy intensamente. Las rimas son simples, mientras la última sílaba de cada frase cuadre, tenemos más que suficiente.
Ejemplos épicos que acabo de inventar en modo random

Tell me why
I fly in the sky

You say goodbye

Oh, baby, I think of you

In a World of dreams

I feel I want to scream

Last night, I closed my eyes

I dance with you all the time

Don’t let me go, allright?

There is a light in my heart
oh, no, oh yeah
You are in my mind
you are my love and my light
You are always in my heart

 

Mola ser compositor de música dance, ¿eh?

Sí, por ahí va la movida. Cualquiera puede escribir unos estribillos dance cojonudos, sin despeinarse. Y eso no le quita mérito al género, porque es insaciable. Cuando escuchas música dance porque realmente te gusta, es decir, cuando tienes quince años, lo flipas igual con cada tema. Esos acordeones electrónicos, ese piano forzado, esos subidones con un tambor tan simple pero con tanto misterio como preparar pa amb tomàquet.

¿Y aquellas compilaciones con nombres tan evocadores? Del estilo Ibiza Sound Remixes 98. Summer Dance Party 69. Move it Mixes. Party Forever. Y cosas así, de una creatividad envidiable.  

AUTOR :  Vanity Dust, publicado en el Blog Vicious Magazine.